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Uno de los factores que pueden acabar definiendo un partido es el ritmo o velocidad del juego. Quien imponga su estilo de juego, tiene más papeletas de llevarse el partido. Hoy vamos a ver cómo afrontar partidos en los que los rivales juegan lento, algo que a muchos de nosotros se nos atraganta.

Lo primero, y obvio, sería intentar tener un juego completo para ser capaces de adaptarnos a todas las situaciones de juego. Por lo menos ser capaces de defendernos en situaciones en las que el rival, o la pista, propongan un partido con un ritmo bajo.

Hay dos errores fundamentales que cometemos cuando el rival juega lento. Uno es contagiarnos de su juego, lo cual es mortal para nosotros ya que, en una situación así, nuestro rival lleva las de ganar. El otro es totalmente opuesto, acelerar nuestro juego, con lo que acabamos fallando más y empeoramos las cosas.

¿Qué es lo primero que tienes que hacer para afrontar un partido con rivales así? Paciencia. ¡Ojo! Tener paciencia no quiere decir jugar lento, sino que no nos aceleremos y pensemos bien lo que vamos a hacer. Volver loco el partido es el último recurso cuando todo está prácticamente perdido.

Debemos tratar de llevarnos el partido a nuestro terreno. Si no estamos cómodos con un juego lento, debemos tratar de forzar al rival a que suba a un ritmo que nos convenga más o, por lo menos, tratar de jugar nosotros con esa velocidad de bola que nos vaya bien para tratar de que el rival no juegue tan fácil.

Cuando los rivales juegan lento, es complicado encontrar el hueco. Si son peores que tu compañero y tú, la idea siempre va a ser moverlos para que lleguen forzados a la bola y no puedan hacer tiros cómodos, pero esto es complicado cuando la cosa está nivelada. Si juegan lento, y son buenos, lo normal es que cuando devuelvas la bola, ya estén posicionados para la devolución y, al final, te acaban desesperando y eres tú el que dejas el hueco por donde te hacen el punto.

Es muy fácil contagiarte del juego del rival. Comienzas jugando como siempre pero no es efectivo, te vas a enfriando y cada vez vas bajando la velocidad de tus golpes, estás más estático en la pista y comienzas a dejar bolas fáciles a los rivales. Además, suele suceder que en esas situaciones, de pronto te des cuenta que estás jugando más en el fondo de la pista de lo normal.

A su juego no vas a ganar, tienes que reaccionar. Son partidos donde necesitas estar más concentrado y activo. Mantente siempre alerta, en movimiento y busca la red para poder ser más agresivo, porque ahí es donde vas a hacer daño a jugadores que juegan lento. Si les juegas a tu ritmo, tarde o temprano aparecerá el hueco por donde definir. Al final es más mental que otra cosa.

Ten paciencia, este tipo de jugadores suelen fallar poco y a su juego no les vas a ganar, así que trata de llevar la iniciativa en los puntos y hacer tu juego, mantente en movimiento constantemente y busca la red. Y, recuerda, no te precipites, cíñete al juego que mejor se te da para sacar el partido adelante.

*Foto de World Padel Tour

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