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Tarde o temprano tenía que llegar el frío y, aunque lo único que apetezca en invierno sea “mantita-sofá-peli/serie”, hay que hacer deporte y nosotros no nos podemos quedar aunque sea sin la pachanga semanal de pádel.

Si bien es cierto que con el frío hay que ser más precavidos y abrigarse algo más, tampoco es plan pasarse. En cuanto llega el frío ves aparecer gente que parece que se haya confundido de pista, ¡en vez de ir a la pista de pádel vaya a ir a una pista de ski de lo abrigado que va!

Es llegar el invierno y la duda entre indoor y al aire libre como que te la planteas menos. Aunque haga frío igual, tiras más por el indoor por el hecho de ahorrarte el molesto viento o que se ponga a llover y, como estos últimos días, a nevar. Pero, como decía, el hecho de ir a un club indoor no nos va a librar del frío, ya que la mayoría de estos clubes están en amplias naves industriales donde hace una “rasca” que no veas.

¿Y qué debemos hacer para no congelarnos al jugar a pádel? Pues bien, si de normal hace falta hacer un buen calentamiento antes de un partido, en invierno cobra mucha más importancia. Llegar un buen rato antes al club y empezar a calentar en chándal, por ejemplo, para empezar a entrar en calor y conseguir llegar al peloteo activado.

Al comenzar el partido lo ideal sería desprenderse ya de la manga larga. No es cómodo jugar así y una vez entramos en calor, el frío no nos va a afectar tanto (otra cosa será cuando hagamos un descanso largo o terminemos de jugar). Cuando he jugado con mucho frío siempre he optado por alguna camiseta técnica y pantalones cortos, como siempre. También podéis usar calentadores y demás accesorios pero es más importante un buen calentamiento que el empezar a ponerse capas y capas de ropa.

Lo más duro son los primeros juegos, sobretodo por que con el frío el brazo se agarrota y no das una. Es importante aprovechar el peloteo para ir soltando el brazo y tomarse su tiempo. Si tienes que estar más rato con el peloteo, adelante, mejor eso que comerte un 6/0, y no lo digo por que me haya pasado…

Si de normal en un partido es importante estar activo y no quedarse quieto para coger ritmo, con frío lo es mucho más. Como te quedes quieto date por “jo….”, intenta subir el ritmo del partido y estar en movimiento constante, a fin de cuentas has ido a hacer deporte.

Aquí tocaría hacer un inciso. ¿Qué pasa si hace frío y encima te hacen la nevera? No tocas una bola, te congelas, acabas pareciéndote a un muñeco de nieve, seguramente pierdas, pagas la pista y posiblemente pilles un resfriado… no estaría de más que si te va a caer un neverazo, los rivales te pongan al lado una estufa, ¿no?, ¡qué menos!

Otro aspecto importante es, entre juegos y al final de cada set, abrigarse o, si es una pausa muy breve, mantenerse en movimiento para no enfriarse. Y, al final del partido, por supuesto abrigarse bien, no la vayamos a fastidiar justo al final.

Con el frío también debemos tener en cuenta otros aspectos ajenos, como por ejemplo las condiciones de la pista. Con frío y humedad, si las paredes son de cristal, en cuanto la bola golpee contra estas, apenas saldrá, por lo que es más difícil de jugar con las paredes. En esto gana las pistas de muro, a las que esto no les pasa.

La pelota también pesa más, lo que hace que aún salga menos, por lo que no es muy recomendable usar pelotas con muchos partidos.

Las palas también se ven afectadas. Si una pala tiene un tacto duro de normal, en invierno puede parecer una tabla de madera. Por eso hay gente que opta por tener dos palas en el paletero, una más blanda para invierno y otra más dura para verano, pero esto ya es cuestión de gustos.

Si además os va la marcha y en pleno invierno jugáis al aire libre, pues nada, a pelearse con el viento. Aunque, mirando el lado bueno, si perdéis podéis decir que ha sido por culpa del viento, que no paraba de llevarse la bola fuera de la pista. ¡Si es que el que no se consuela es porque no quiere!

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