Desmontando a Patty Llaguno y Eli Amatriain

Desmontando a Patty Llaguno y Eli Amatriain

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De entre todas las parejas del padel femenino profesional actual, la que forman Patty Llaguno y Eli Amatriaín creo que es realmente especial por su manera de concebir el juego. A día de hoy, no son la mejor pareja, tampoco la pareja más efectiva, ni la que más gana. Aunque son muy buenas, ganan mucho y han sido pareja número 1 hace no demasiado. Pero lo que las hace especiales es su manera de concebir el juego. Son un equipo que trabaja como un artesano dando forma a los puntos con el mayor de los cuidados.

El padel, al igual que ha pasado con todos los deportes, es cada vez más físico y es por eso que resulta sorprendente encontrar una pareja con dos jugadoras que no son fuertes, ni altas, ni corren mucho, ni saltan muy alto, así que su fortaleza radica en otros puntos.

Cuando me reuní con ellas, acababan de perder un partido de cuartos de final de WPT contra Navarro-Reiter, una pareja contra la que, en teoría, eran favoritas. Y lo malo no era haber perdido, era la forma de perder. El partido se desarrolló por un terreno táctico muy claro. Patty y Eli buscaban de manera insistente el juego cruzado entre Reiter y Amatriaín, propiciando las subidas a la red de Patty, que es una jugadora muy incisiva e imaginativa cerca de la red. Al otro lado, Navarro intentaba siempre que podía hacer globos largos, cruzados y rápidos al rincón de Patty. Cuando los globos al rincón de Patty eran profundos y rápidos, esta se veía obligada a jugar en cruzado sobre Navarro, que rápidamente ganaba la red y la iniciativa del punto. La realidad fue que Patty y Eli no tuvieron su mejor día y sufrieron en todos los juegos al servicio, siendo incapaces de ganar el de Eli y concediendo muchísimos puntos de break con el de Patty -que es una buenísima sacadora-.

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La verdad es que ese día su propuesta táctica había sido, seguramente, la correcta. Pero a la hora de ejecutarla, faltó el juego. Quizás alguien podría pensar que buscando otro tipo de juego, habrían ganado, pero en realidad fueron fieles a la fórmula que las hace reconocibles. “Tendemos a tener presente que nos gusta ser pacientes, trabajar el punto. Somos conscientes de que las rivales tienen determinadas fortalezas e intentamos no competir con ellas en esas fortalezas”, explica Eli. “A veces nos preguntan por qué no somos más agresivas en nuestro juego y yo creo que nos adaptamos a nuestras características físicas. Nos gustaría pegarle mas fuerte, pero hay veces en que somos conscientes de que el otro hace mejor que nosotras ese juego e intentamos llevar el partido a nuestro terreno”.

Uno de los motivos por los que más gusta esta pareja es precisamente la paciencia, virtud que Eli destaca como una de las más importantes. El punto pocas veces se acaban en 2 ó 3 golpes. Normalmente se alarga buscando incidir en el punto débil de la pareja contraria, resaltar sus virtudes y abrir una brecha en el juego de las rivales. Aquel día, el punto débil a explotar eran bolas muy cruzadas entre Amatriaín y Reiter, con Llaguno muy cerca del centro de la pista esperando el momento para sacar a relucir la creatividad que la propia Eli destaca de su juego, pero no funcionó. Sin embargo, si perdieron fue porque jugaron peor, no porque ninguna de las dos decidiera dar el partido por perdido, ni hacer su guerra particular sin contar con su compañera. “Creo que hemos conseguido en estos años el jugar mucho como bloque y ahora estamos en un punto de consolidación de ese bloque. Cuando una no esta bien, la otra rema y nos ayudamos mutuamente, por eso normalmente no destaca una por encima de la otra”, dice Patty, que, pronto, recibe el acompañamiento de Eli, igual que sucede en la pista, resaltando la importancia de ayudarse vayan bien o mal las cosas. “Somos conscientes de que cada una de nosotras va a tener días mejores y peores, incluso momentos dentro de un partido y se percibe mucho que sí que somos un bloque. Es una de las cosas de las que más orgullosa me siento de nuestro juego: que vaya bien o vaya mal, estamos las dos siempre como un conjunto y tirando siempre hacia delante como se pueda”.

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Una pareja así, puede tener varios caminos para seguir para progresar. Sin duda, les gustaría pasar a ser pareja número 2 en lugar de 3 como son ahora, ó 1, en un futuro. Son muy competitivas y les gusta ganar. Pero son ellas mismas las que no ven el valor de su juego en las victorias. Más bien el valor está en evolucionar y crecer como equipo, al mismo tiempo que lo hacen como personas. Por eso, aunque en el apartado táctico reconocen que sí que intentan trabajar para ganar un plus de agresividad en su juego, donde más hincapié hacen es en, como dice Patty, intentar que “esto no se quede quieto, que sigamos motivadas por mejorar ya no aspectos del juego, si no la mentalidad, el cuidarse el cuerpo…”. “Dentro de la pista trabajamos cosas muy diferentes (respecto al principio). Esto es como un caparazón. Vas quitando capas. Al principio quitábamos capas más superficiales y, poco a poco, estamos llegando a esa parte más interna de emociones, de controlar estados… Es un trabajo mas profundo.” Añade Eli.

En competición suele haber una máxima que dice que en un equipo que opta a ganar y no gana, se debe cambiar una pieza. El ejemplo más llamativo es el fútbol, con continuos fichajes y cambios de entrenadores. En padel, las parejas no suelen durar más allá de uno o dos años. Patty y Eli han durado 4. Lo sorprendente es que su trayectoria no es ascendente. Llegaron al número 1 en el último torneo de 2.013 y, desde que lo perdieron el año siguiente, se mantienen en el número 3. En lugar de cambiar una pieza, han buscado seguir progresando y lejos de pensar que las demás parejas han podido encontrar las claves a su juego, Patty opina que “más bien es que hay mas parejas que tienen un nivel alto.” Y añade “creo que nos conocemos todas muy bien y sabemos cómo juega cada una, así que los partidos muchas veces consisten en ver quien es capaz de llevar a la otra pareja a su terreno. Más incluso en el terreno mental que en el táctico”.

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Quizás la mayor virtud de Patty y Eli como pareja es el significado que dan el término “equipo” en la pista. Pero lo que arroja una conversación con ellas es que un partido suyo no deja de ser una metáfora bastante acertada de su forma de entender el entrenamiento, el día a día y, en cierto modo, la vida. La forma de buscar su sitio en la pista, la entrega para no rendirse… Incluso llama la atención que, como referencia deportiva utilicen un episodio de una alpinista luchando por su vida. Por un lado, se aferran a la posibilidad de ganar como si se aferraran a la vida. Por otro lado, como cuenta esa alpinista cuando se ve en una situación crítica, esa vida tiene una importancia relativa en el contexto del mundo y de todas las vidas. Y si pierden esa bola o ese partido, relativizarán el hecho, lo usarán como aprendizaje y seguirán trabajando exactamente igual que si ganan para ser cada día un poquito mejores.

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