Compartir

¿Cuántas bolas habremos fallado por dudar? Te tiran una bola y, tras tu primera idea, comienza la indecisión sobre qué golpe hacer. El final lo conocemos todos.

En el pádel, salvo excepciones, tenemos poco margen para decidir lo que vamos a hacer en cada punto. Hay que ser rápidos pensando para que nos dé tiempo a posicionarnos y ejecutar el golpe. No hay tiempo para indecisiones, eliges lo que quieres hacer y lo ejecutas.

La típica indecisión

Cuando pensamos en indecisiones a todos se nos viene a la cabeza esas bolas que nos tira el rival, que no parecen difíciles de devolver, pero que nosotros mismos las convertimos en peligrosas. Globo no demasiado que te tiran, te viene perfecto para rematar y te preparas para ello pero, cuando la tienes para reventarla te entran las dudas y piensas, “¿y si la fallo?¿no sería mejor asegurar?”, cuando quieres reaccionar ya tienes la bola encima, y ni rematas ni haces una bandeja ni la pasas, haces un escorzo con el brazo y te sale un churro en la red.

¿Cuál es el problema? Evidentemente dudar. Si la bola te viene franca y ya has tomado una decisión, no dudes, continúa con lo que habías decidido. ¿Quiere decir que esa era la mejor decisión? Puede que sí, puede que no, eso solo lo sabrás tras realizar el golpe. Puede que después pienses, “pues tendría que haber hecho una bandeja”, pues para la próxima ya lo sabes. Eso ya sería más un error de elección del golpe, pero has tomado una decisión y has actuado en función de ella.

¿Por qué no cambiar de opinión? Básicamente porque, salvo en algunas circunstancias, no te va a dar tiempo a corregir la posición para ejecutar otro golpe. Piensa que, en el momento que eliges el golpe que vas a ejecutar comienzas la preparación de este, si cambias sobre la marcha, lo más normal es que no te de tiempo a corregir la posición y termines ejecutando mal el golpe.

Por eso, es mejor ceñirse al plan original. ¿Siempre? No, siempre hay excepciones pero, en situaciones donde la bola no haga ningún extraño y nosotros estemos bien posicionados jugaremos el golpe que teníamos pensado de inicio.

Hay otro tipo de indecisiones. Y es que, en ocasiones, somos un saco de indecisiones con patas en una pista de pádel. Dudamos de qué golpe hacer hasta el final, pero también dudamos de si ir a por esa bola del centro de la pista o es de nuestro compañero, por ejemplo, pero no vamos a hablar de eso aquí, ya que es algo que ya hemos comentado en otras ocasiones y corresponde más a un tema de comunicación de la pareja.

¿Cuándo cambiar nuestra primera decisión?

Como he dicho antes, siempre hay excepciones y, en ocasiones, tendremos que modificar sobre la marcha nuestra decisión sobre un golpe. Lo que debe quedar claro es que este cambio no debe venir de una indecisión, sino de una certeza, que sea por obligación. La certeza en que debemos ejecutar otro golpe o fallaremos.

Un cambio que viene de una rápida reacción por nuestra parte para salvar el punto. Por ejemplo, porque no llegamos a la bola. No nos hemos posicionado bien, o la bola hace un extraño en el bote, y no nos da tiempo a rectificar esa posición, por lo que ya no podremos hacer el golpe que teníamos pensado, ahí hay que buscar la forma de, simplemente, pasar la bola.

Ese cambio de idea nunca puede ser producto de una indecisión, sino todo lo contrario. Esto debe quedarte muy claro.

Si no hay contratiempos, quédate siempre con la primera opción. Puede que la segunda fuese la correcta, o no, pero en el pádel no hay tiempo para las indecisiones. Elige, ejecuta y, si fallas, toma nota para la siguiente. Si dudas, fallas.

*Foto de World Padel Tour

No hay comentarios

Dejar una respuesta