Compartir

Hay días, no demasiados, en los que, hagas lo que hagas en la pista de pádel, te sale todo lo que intentas. ¡Hasta pareces bueno! Otros días, fallas una bola y adiós muy buenas.

Ni tan bueno ni tan malo. No siempre vamos a poder jugar por encima de nuestro nivel. Y por debajo… bueno, si se repiten demasiados días malos, lo mismo es que nuestro nivel es peor del que pensábamos.

La cuestión es encontrar ese equilibrio entre entre una buena y una mala actuación.

Algo en lo que afecta en gran medida nuestra cabeza. ¿Cuántas veces has fallado un par de bolas y te has ido del partido?

También hay un detalle que afecta, y de qué manera, para encontrar ese equilibrio, y es la regularidad con la que jugamos a pádel.

No es lo mismo jugar una vez a la semana que jugar 3 o 4 veces e una semana. Es difícil encontrar el equilibrio si cada vez que juegas te pasas media hora para recordar cómo se agarraba la pala.

Tienes un mal partido y hasta dentro de 7-8-9 días no vuelves a pisar una pista de pádel. A veces es bueno desconectar unos días, unas semanas, sin pádel cuando no rendimos como nos gustaría pero, cuando juegas poco, es normal que después nos cueste volver y, si lo enfocamos mal, se repitan esos malos días.

Es evidente que, cuanto más juegues de forma seguida más vas a poder aprender, mejorar, y conseguir el equilibrio en tu juego. Hay mecánicas en los golpes que solo aprendemos repitiéndolo una y otra vez hasta que nos alga de forma natural. El posicionamiento en pista con tu compañero requiere de mucho más tiempo que el de hablar antes de un partido sobre quién va a por esta bola y quién a por aquella.

Si juegas regularmente tienes los conceptos más claros, más trabajados, tienes más ritmo y te va a costar menos entrar en el partido, salvo circunstancias excepcionales.

Aunque, claro, tampoco nos pensemos que por jugar mucho vamos a llegar a ser jugadores profesionales, o a tener un nivel alto, pero sí que vas a estar más preparado para afrontar un partido en condiciones.

Cuando juegas muy espaciado en el tiempo, o eres muy bueno o ármate de paciencia. En estas situaciones partimos con desventaja y, quizá, cobre mayor importancia tener una buena rutina antes del partido, aprovechando especialmente el peloteo, donde vamos a tener el primer contacto con la pista después de, ¿una semana, diez días?

Cuando jugamos, pase el tiempo que pase, queremos volver a nuestro nivel y nos ponemos una presión extra que no nos ayuda en nada porque, normalmente, en los primeros puntos nos va a costar.

“Llevo X tiempo sin jugar. Estoy en desventaja respecto a alguien que esta semana ya ha jugado, por ejemplo, dos partidos. Por lo que sea, no me puedo permitir jugar tanto como me gustaría, ¿me penaliza? Es obvio que sí, por lo que te va a tocar trabajar en ese partido lo que no has podido hacer en X tiempo que llevas sin jugar“. Paciencia, que no afecte comenzar el partido con varios fallos, es normal, tienes que coger ritmo. Esto no es cómo empieza, sino cómo acaba, encuentra un equilibrio en tu juego y busca siempre divertirte.

Exígete en función de lo que juegues y de lo que puedas dar en cada momento. Si no tienes ritmo, no puedes exigirte jugar como lo hacías cuando jugabas todos los días o día sí y día no. Piensa que estás haciendo lo que te gusta y pruébate en el peloteo. A partir de ahí, analiza qué nivel tienes en ese momento, cómo te ves, y elige cómo plantear el partido en función de eso. Encuentra el equilibrio entre tu juego en ese momento y tus exigencias. De lo contrario, acabarás viviendo en un mal día cada vez que juegues. La diferencia entre un buen partido y uno malo puede ser solo cuestión de detalles, no los pases por alto.

*Foto de World Padel Tour

No hay comentarios

Dejar una respuesta