En el pádel es importante tener confianza, tanto en nuestro juego como en el del compañero, pero siempre en la justa medida, sin excedernos.
La falta de confianza en nosotros mismos puede lastrar nuestro juego durante un partido, igual que lo puede hacer el exceso de confianza. Un exceso de confianza que puede ir desde el subestimar al rival hasta fallar puntos por pensar que era una bola sencilla para ti.
En alguna ocasión, tras el peloteo, habrás pensado que tus rivales eran flojos y, “esto está hecho”. Se suele tender a juzgar a un rival por la técnica que se le vea en un peloteo, pero es algo que nos puede llevar a equivocación.
Ya lo hemos hablado en alguna ocasión, hay jugadores que durante el peloteo se guardan de no mostrar nada de su juego, otros no pelotean bien en paralelo y, otros, simplemente es que no tienen una buena técnica, lo que no implica que no te puedan ganar, ya sea por la táctica en pareja que utilicen o, simplemente, su técnica deje que desear, pero sea efectiva.
La cuestión es que ser mejor se demuestra durante el partido. En muchas ocasiones puedes ser mejor que el rival y ganarás, pero, en otras, perderás, porque el rival ha jugado mejor sus cartas o porque has tenido un exceso de confianza a la hora de afrontar el partido y no lo has planteado bien. Igualmente que tú puedes ganar a alguien que sobre el papel era mejor, pero, ¿por qué?
Sucede lo mismo con algunas jugadas durante los partidos, viene una pelota fácil, que tú piensas que es fácil y que, a priori, lo es, pero la acabas fallando. En cambio, anteriormente las bolas complicadas las has sacado adelante todas. ¿Por qué?
La respuesta a ambas preguntas es fácil y, a la vez, difícil de responder. El exceso de confianza nos juega malas pasadas.
Cuando estamos disputando un partido complicado, o jugando un punto difícil, estamos concentrados en el juego, metidos en el partido, analizando cada posibilidad para poder ganar el punto o el partido, esforzándonos al máximo.
En cambio, cuando lo vemos fácil, no le damos la importancia que le deberíamos dar, llegando a perder la concentración y, por ejemplo, a una bola que era fácil llegamos tarde, golpeamos mal posicionados e, incluso, llegando a dudar si hacer este golpe o aquel en el último segundo. Hemos sufrido un exceso de confianza al pensar que ya habíamos ganado el punto prácticamente antes de jugarlo.
Lo mismo pasa contra una pareja que parece peor. No entras al 100% al partido, piensas que va a ser fácil, no juegas con la intensidad y concentración que deberías y, cuando ves que se te pone cuesta arriba, ya es tarde para reaccionar.
Es bueno confiar en nosotros y en nuestras posibilidades, pero siempre teniendo claro que para ganar un punto o un partido vamos a tener que trabajarlo y mantener la concentración en todo momento. No pienses en si es más fácil o difícil, piensa en si lo has jugado bien o mal.
*Foto de World Padel Tour