Compartir

La de quebraderos de cabeza que da elegir una pala de pádel nueva, ¿verdad? Unas veces porque no tenemos claro lo que buscamos, otras porque somos inconformistas y buscamos la pala perfecta… y encima, ¡hay mucho donde elegir!

¿Qué buscamos en una pala?

Antaño era todo más fácil. Juego en el revés, tengo pegada, pues tiro por una pala en forma de diamante, con el balance alto, tirando a dura. Normalmente eran palas con el punto dulce pequeño, técnicas, con mucha potencia.

Por contra, para el jugador de drive, ese que tenía que defender para que su compañero se luciese, se decantaba por una pala redonda, con mucho control, salida de bola para poder defender desde el fondo de la pista, y con escasa potencia, porque no la necesitaba.

El pádel evoluciona, y con él el tipo de jugador y, por consecuencia, el tipo de palas. Hoy en día debemos acostumbrarnos a jugar en ambos lados, con lo que debemos tener un juego más completo.

Ese jugador netamente defensivo ha evolucionado. Ya no sólo se centra en defender, ahora tiene que ser más agresivo y, si le puede pegar, le pega. Se le ha quedado corta aquella pala con la que antes iba sobrado. Ahora necesita algo más, más potencia.

Igual pasa con los jugadores de ataque. No pueden seguir con una pala que es un cañón, pero que en el fondo de la pista es un lastre.

Los jugadores cada día que pasa buscamos palas más completas. La frase que más oigo cuando me piden recomendaciones es, “una pala que tenga mucha potencia sin perder control”.

Eso es lo que todos queremos hoy en día, ¿no? Una pala que nos de un plus de potencia y que tenga buen control. Esa es la base de lo que exigimos a una pala.

Y es que no importa si jugamos en el revés o en el drive. Lo  mismo de tus rivales el que tiene más pegada es el que juega en el drive y el que juega en el revés es el que construye el punto y juega con más paciencia.

Las apariencias engañan. Igual que con las palas. Ves una pala con forma de diamante y ya asocias que será una pala de potencia, que será cabezona y que será más para jugadores de potencia.

Luego resulta que nada más lejos de la realidad. En los últimos años he probado bastantes palas en forma de diamante. Algunas sí que cumplen el papel de pala con el punto dulce pequeño, balance alto, mucha potencia, muy técnica, control medio y defiende como puedas.

Pero, me acuerdo de una en concreto que fue probarla y se iba totalmente de esos cánones. Era una pala donde lo mejor era el control, realmente bueno, y con la que desde el fondo de pista se hacía muy fácil defender. De potencia no iba mal, pero no era donde más destacaba.

Foto de World Padel Tour -

Otra, por ejemplo, tenía mucha potencia, pero también tenía un punto dulce muy amplio. Y no sólo eso, también tenía bastante salida de bola, pero a la vez el control era muy bueno.

Términos que en sí deberían ser contradictorios, pero que estaban todos juntos. La cosa es que la teoría está muy bien, pero no siempre, y de hecho cada vez menos, se cumple.

Hoy en día, con las tecnologías que se utilizan en las palas, están consiguiendo esto, lograr palas con buena potencia y buen control. No en todas las palas pero, si eres habitual lector de nuestros análisis, verás que en los últimos se repite un patrón en ese aspecto, palas con muy buen control y que no andan cortas de potencia.

La cuestión es que antes con ver el molde, más o menos sabías qué tipo de pala era. Ahora no. Si antes era importante probar una pala para saber cómo era, ahora ni te cuento.

¿Lo que busco es lo que necesito?

También hay que tener cuidado a la hora de elegir la pala. ¿Lo que buscamos es siempre lo que necesitamos?

Sí, hay palas con muy buena potencia pero, ¿sabrás sacarle todo el partido? Nos obsesionamos con buscar mayor pegada, compramos una pala que se supone va sobrada, jugamos unos partidos y acabamos frustrados. ¿Por qué?

“Esta pala está rota. Ese de ahí, con la misma pala las saca hasta con el culo y yo ni una.” Lo mismo no tienes el nivel para esa pala, no está ni rota ni es una mierda, simplemente no es para ti. Unas veces las palas ya se te quedan cortas y otras veces te quedan muy grandes.

Comodidad ante todo

Cada vez las palas tienen mayor punto dulce, más control, más potencia, son más ligeras, menos cabezonas… más cómodas. Entonces, ¿en qué fijarse?

Al final debemos fijarnos en los pequeños detalles. No hay nada más importante como sentirse cómodo con una pala, que sintamos la bola al golpearla, que nos guste el tacto y que se adapte a nuestro tipo de juego (y no que seamos nosotros los que nos tengamos que adaptar al tipo de juego de la pala).

Evidentemente, pese a que las palas tiendan a un equilibrio de potencia y control, no quiere decir que vayan a ser todas iguales. Unas tienen buen control pero te dan un plus en potencia, otras tienen buen control y van bien de potencia…

Luego está el tema de preferencias. Que si fibra de vidrio o fibra de carbono, goma blanda o dura, que si lágrima, redonda, cuadrada, diamante… Hay palas para todos los gustos, lo cual complica la elección. A mi me pasa como con Netflix, tiene tantas series que al final no sé que ver y termino por no ver nada.

No es fácil elegir, y menos sin probar. Es fundamental probar palas hasta dar con la que mejor nos encaje, con esa pala con la que más cómodos nos encontremos en la pista, esa pala que vaya bien en los buenos días y que nos ayude en los días malos, que explote nuestras cualidades y con la que podamos defendernos con nuestros peores golpes.

No hay comentarios

Dejar una respuesta