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Todos, o casi todos, comenzamos a jugar a pádel porque un amigo nos convenció para jugar un partido. Nos vendió la moto de que era un deporte donde te ibas a pasar bien aunque fueras un inútil. Y bien cierto que era, tanto que a la mayoría nos enganchó y a día de hoy seguimos con el mismo mono, o más, de jugar a pádel al menos una vez a la semana.

Muchos venían del tenis, otros no habían tocado una raqueta o pala en su vida, pero lo bueno del pádel es que sin tener técnica te puedes divertir igualmente. Empiezas sin tener ni idea, con miedo a jugar con las paredes y dándole a la bola que más parece que estás jugando a las palas de playa que a pádel. Los que veníamos del tenis teníamos algo ganado pero lo de las paredes costaba.

Poco a poco mejoras, empiezas a aprender por tu cuenta, lo cual tiene cosas buenas y otras malas porque cogemos tics que luego son difíciles de corregir. Entonces llega el momento en que a algunos lo de mejorar como que le da igual, juega una vez a la semana con sus amigos y va a divertirse con ellos. Pero también están aquellos a los que les sale la vena competitiva y les gustaría ir a más, como jugar torneos, ligas… pero llega un punto en el que por sí mismo ya no se mejora más.

Llega un momento en el que por mejorar en tu juego, o simplemente tiene tiempo y le apetece, decidimos que necesitamos la ayuda de un monitor de pádel para mejorar y alcanzar nuestros objetivos.

Lo primero que habría que hacer cuando queremos recibir clases de pádel sería informarnos sobre monitores, aunque lo que solemos mirar primero es el precio. Sí, no está la cosa para gastar mucho y miras a ver si se puede encontrar algo barato. Ahí ya cometemos el primer error, que no quiere decir que porque sea barato tiene que ser malo, el problema viene cuando se antepone el dinero a la calidad. Lo primero es saber si ese monitor es el que se ajusta a tus necesidades, ver in situ un entrenamiento suyo, saber su metodología y luego ya decidir. Ya sabéis el dicho, a veces lo barato sale caro.

Después de muchos años en las pistas de pádel puedo decir que he visto y me han contado de todo. Por poner un ejemplo negativo, “un amigo me contó que probó un entrenamiento y básicamente lo que quería era aprender a hacer una bandeja correctamente, ya os digo que su bandeja da entre asco y pena, y el monitor se dedicó una hora a tirarle bolas. Cuando mi amigo le preguntó que cómo tenía que golpear la bola, el monitor le contestó que como mejor le viniera”. ¿Cómo va a aprender a hacer una bandeja si no le explica cómo tiene que hacerla? Pero… ¿estamos tontos? Para tirarse una hora tirándole bolas lo podría haber hecho yo y gratis.

¿Qué se le debería exigir a un monitor?

A un monitor se le debería pedir, además de tener titulación, que primero analice tu juego y detecte tus puntos fuertes y débiles y en función de eso trabajar. Es importante que cuando cometas algún error te corrija y te explique de la forma más clara y sencilla qué es lo que has hecho mal y cómo hacerlo bien.

Un monitor debería de trabajar no sólo tus golpes más flojos, sino todos. Siempre hay algo que mejorar por mucho que pienses que tienes un golpe perfecto.

Es muy importante que las clases no consistan sólo en coger un carro y empezar a tirar bolas durante una hora. Hay que hacerlo, pero también hay que variar el tipo de ejercicios. No sólo se trata de devolver la pelotita, también hay que posicionar bien el cuerpo y los pies, aprender a colocarse en la pista según la situación del juego y aprender a coordinarse con un compañero. Es por eso que sólo lanzando bolas no vale, hay que trabajar también la táctica y las situaciones que se pueden dar en un partido y no centrarse únicamente en el golpeo.

En este sentido, tampoco se puede cuando toca tirar bolas del carro, ponerlas a huevo. Al principio está bien para ver donde falla el alumno, pero poco a poco hay que ir apretando y complicando la devolución para que vaya aprendiendo. Al final donde va a tener que aplicar lo que ha aprendido es en un partido, y ahí si que no le van a tirar la bola fácil para que se luzca.

¿Qué se le debería exigir a un alumno?

Esto es recíproco y el alumno también tiene que cumplir su parte. Tiene que ser paciente, ya que no va a mejorar en un día. No vamos a pasar de ser un matao a ser un pro de la noche a la mañana. Así que no os frustréis si veis que os cuesta mejorar, se necesita tiempo y constancia para subir el nivel.

Hay que corregir todos los tics que hemos ido cogiendo con el tiempo y luego aplicarlo a los partidos. Se podría decir que hay que dar un pequeño paso atrás para luego dar dos hacia delante. Al principio cuesta cambiar la mentalidad y corregir las cosas que hacemos mal, sobretodo en los partidos, ya que ahí no tenemos tiempo de pensar y hasta que no nos salga de forma natural, lo pasaremos mal.

Es por eso que es fundamental además de dar clases jugar mucho, para poder poner en práctica lo aprendido y asimilarlo cuanto antes.

Pero lo más importante que tiene que hacer el alumno si quiere mejorar es escuchar. Cuando el monitor te corrija, hazle caso y haz lo que te diga. No te dice las cosas por decir, lo dice por tu bien.

Así que ya sabéis, no os conforméis con que os tiren bolas durante una hora, por que para eso reserva una pista y que un amigo te empiece a tirar bolas. Entrenar es mucho más que eso.

2 Comentarios

  1. Si se es un profesional enseguida te darás cuenta de los errores del alumno e intentaras marcar las pautas para que el alumno los corrija. Es muy fácil tirar bolas lo difícil es que se asimilan los conceptos de la técnica de golpe.
    Un monitor es más que tirar bolas.

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