Compartir

Hablemos de un tema que, conforme ha ido evolucionando el pádel, ha ido ganando más protagonismo, la potencia. Cada vez se busca más la pegada en el pádel amateur por encima de otros aspectos del juego.

La obsesión con la potencia

La obsesión por la pegada nos ha afectado a todos en algún momento. Queremos conseguir un buen remate, traernos la bola a nuestro campo, sacarla x4 y muchas veces no somos conscientes de que, en ese punto, seguro que había una opción mejor como una bandeja o dejar que la bola bote y luego pegarle… pero cuando nos tiran un globo, lo primero que se nos pasa por la cabeza es reventarla y de ahí no salimos. Buscamos acortar el punto y ganarlo rápido y sí, unas veces entra, pero otras…

Evidentemente, hay jugadores cuyo juego se basa en la pegada, pero no es un juego apto para todo el mundo.

O bien por que tienen una técnica muy buena o por que son unas bestias pardas que no tienen problema en sacar la bola desde cualquier posición de la pista. Pero para que puedan hacer su juego, su pareja tiene que equilibrar. Es decir, tiene que dirigir el juego y prepararle los puntos.

Al final, en una pareja de pádel, uno complementa las carencias del otro y viceversa.

Apuesta por tu juego

Es por eso que muchas veces buscamos una pala que nos de esa potencia que nos falta. El problema viene cuando pensamos que, al tratarse de una pala de potencia, vamos a mejorar de tal forma que si le pegamos desde la línea de saque a lo Lamperti, nos vamos a traer la bola fácil y ¡ojalá!, pero no.

Si buscamos una pala de potencia, esta nos dará un plus, pero no va a hacer milagros. En ese punto hay que pensar si vale la pena sacrificar nuestro tipo de juego sólo por algo más de potencia.

Por eso no conviene caer en el error de elegir una pala de potencia si tu juego se basa en buscar la colocación de tus golpes o en devolver todas las bolas.

Lo importante en el pádel es potenciar tus cualidades y aprovecharte de ellas. Por eso, a la hora de elegir una pala es fundamental buscar una que se acople a nuestro juego y no caer en el error de buscar una a la que seamos nosotros los que tenemos que acoplarnos.

Luego viene la frustración de no hacerse a la pala ni a tiros y tener que malvenderla para buscar otra.

Si para ganar el punto tienes que trabajártelo, no pasa nada. Cada uno tiene su juego y rematar por rematar no tiene sentido. Y es que también hay que saber cuándo hay que pegarle a la bola y cuándo buscar otra opción.

Conclusión

Juguemos a nuestro juego, sin obsesionarnos por que el otro se hinche a sacar la bola de la pista y tú no, seleccionando el golpe que pensemos irá mejor y pegarle cuando esté a huevo y, por supuesto, con una pala que se amolde a nuestro juego. Y es que, potencia sin control, no sirve de nada.

*Fotos de World Padel Tour

No hay comentarios

Dejar una respuesta