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Elegir una nueva pala de pádel puede llegar a ser un verdadero dolor de cabeza. Que si más control, que si más potencia, que si con más salida de bola… Puede que aciertes con lo que andabas buscando, pero también puede que aparezcan problemas que no esperabas.

Me cuesta mover la pala

Buscabas una pala con más potencia y acabaste con una pala con muy buena potencia pero que te cuesta mover, ya que es demasiado cabezona.

Hay que tener en cuenta siempre nuestras limitaciones y ser conscientes del peso de pala que puedo mover y de cómo nos va a afectar buscar un balance más alto.

“Quiero más potencia y me tiro a por una pala que me de eso”. Bien pero, ¿es la mejor decisión optar por una pala así? O, mejor dicho, ¿vas a ser capaz de mover la pala?

Puede que sea demasiado pesada o nos cueste moverla por tener un balance muy alto, perdiendo manejabilidad por potencia. Antes de optar por una pala así, piensa si te compensa.

No estoy cómodo con el puño

El agarre para sentirse cómodo con la pala es fundamental. En el caso de que el puño sea fino, siempre podremos optar por ponerle overgrips pero, en el caso de que sea demasiado grueso, poco vas a poder hacer. Fíjate bien en el grosor del puño antes de comprar una pala.

No siento la pelota al golpearla

Uno de los mayores problemas que nos surge al cambiar de pala por buscar mejorar en un aspecto de juego es que podemos empeorar en otros.

Cambias la dureza y el tacto de la pala y a la hora de jugar es un mundo totalmente diferente.

No es lo que buscaba

Los cambios suelen ser siempre a una pala mejor, ¿no? Pero, ¿mejor para quién?

Uno de los principales problemas que solemos tener al cambiar de pala es que queremos dar un salto en nuestro juego. ¿El problema? Que puede que nuestra técnica no nos permita dar el salto que queremos. Seamos conscientes de nuestro nivel y de lo que podemos pedirle a una pala.

Si yo busco una pala que me dé más potencia, que sea una que no nos penalice en cuanto a técnica. Si busco la que más potencia tenga, seguramente sea una pala muy exigente. Si yo no tengo buena técnica, no puedo ir a por esa pala, primero porque no le sacaré partido a esa potencia, y segundo porque me penalizará en el resto del juego.

Muchas veces achacamos el problema a la pala cuando es un problema nuestro, de nuestra técnica.

¿Qué hacer?

Lo primero es probar siempre las palas para luego no encontrarse con sorpresas. “Es que la que quiero no la puedo probar”. Intenta probar una que tenga unas características similares.

Sin probar una pala, por mucho que te recomendemos esta o aquella, es posible que no te vaya bien la pala. Puede que a nueve de cada diez personas le vaya bien, pero siempre habrá alguien a quien no.

Tienes que fijarte en si la pala te va a dar el control, la potencia, el punto dulce y demás detalles que busques, pero no te olvides de comprobar si con el peso de esa pala y el balance puedes tener problemas. Hay gente que en cuanto sale de palas con el peso o el balance muy bajo sufre, así que antes de comprarte una pala asegúrate la vas a poder mover sin problemas.

Sé consciente de tu nivel y tu juego, y no vayas a por una pala que te exija más de lo que puedes dar. Que sea la mejor pala del mercado no quiere decir que sea la mejor pala para ti. Tanto a nivel de juego como a sensaciones, hay que buscar una pala que se adapte a ti.

Por lo general, salvo que salga defectuosa, una pala nos puede dar problemas por una mala elección. Nos obcecamos en buscar la pala que mágicamente mejore nuestro juego pasando por alto ciertos detalles fundamentales. Luego vienen las lesiones y frustraciones, y todo por elegir mal.

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