Una de las lesiones más molestas que podemos sufrir los jugadores de pádel es la epicondilitis o codo de tenista. Una lesión con la que debemos tener paciencia y tener especial cuidado cuando volvamos a jugar a pádel. Por ello, vamos a ver las causas que pueden haber provocado la epicondilitis y qué tipo de pala nos va a venir mejor para volver a jugar a pádel.
Causas de haber padecido epicondilitis
Cuando sufrimos una epicondilitis solemos culpar a la pala. Es fácil que una mala elección de la pala nos acabe provocando una epicondiltis, pero no es la única posible causa.
Mala elección de la pala
¿Qué es lo que más solemos buscar en una pala? Más potencia sin perder control. Es por ello que damos el salto a palas con el balance más alto y, generalmente, más cabezonas, que nos cuesta más mover, desencadenando en molestias en el brazo.
Un peso alto, balance alto, con una dureza mayor de lo que estamos acostumbrados… Sí, son factores que pueden hacer que acabemos teniendo una epicondilitis. Lo ideal sería que hiciéramos una transición más pautada, pasando de una pala blanda a una pala de dureza media y, más adelante, si estamos cómodos, subamos la dureza y el balance, poco a poco, sin cambios bruscos para que el brazo se acostumbre. Y, aún así, habrá personas que toleren mejor esos cambios que otras. Si no tas que no estás cómodo con ese tipo de pala, no fuerces, a la mínima molestia para.
El grosor del puño
Los overgrips juegan un papel fundamental en la prevención de este tipo de lesión. Podemos pensar que solo sirven para que no se nos resbale la pala por el sudor, pero tiene mucha más importancia que eso, que no es poco.
En muchas ocasiones, en cuanto notamos molestias o acabamos teniendo epicondilitis pensamos que es porque nos lo ha provocado la pala, cuando en realidad ha sido por el agarre. De normal, los puños de las palas suelen ser finos y nos toca a nosotros conseguir un grosor a nuestro gusto.
La próxima vez que vayas a jugar fíjate si tienes que apretar mucho el puño para sujetar la pala. El tener que estar todo el partido haciendo fuerza para mover la pala puede hacer que acabemos lesionados.
Así que debemos jugar con el número de overgrips con los que nuestro agarre sea cómodo. Habrá jugadores que con uno ya irán bien, otros necesitarán dos o tres… Cada jugador necesitará un grosor diferente, intenta no poner overegrips de más o de menos.
Mala técnica en los golpes
Otra causa muy habitual de acabar con epicondilitis o cualquier otra lesión es tener una mala técnica. Uno de los golpes más técnicos y que más cuesta, por ejemplo, es el remate. Nos gusta mucho rematar pero hacerlo con una mala técnica puede hacer que, cuando impacte la pala con la pelota, nos hagamos daño en el brazo. Tenemos que trabajar nuestra técnica o, por lo menos, no intentar darle demasiado fuerte a la pelota si nuestra técnica es deficiente.
Calentamiento
El pádel es un deporte fácil, llegas al club y directamente entras a la pista para jugar. Que el pádel sea un deporte que pueda practicar cualquier persona no implica que no se necesite una cierta preparación física o, por lo menos, un calentamiento previo al partido, además de ir subiendo la intensidad del peloteo en el calentamiento y no empezar ya al 100%. Antes de un partido tenemos que ir entrando el calor y empezar a soltar el brazo para no comenzar el partido en frío, porque so puede acabar con una lesión de por medio.
¿Qué tipo de pala elegir tras sufrir una epicondilitis?
Has tenido epicondilitis. No es el fin del mundo. Consulta al médico, haz reposo o rehabilitación y vuelve a las pistas solo cuando haya desaparecido el dolor, no antes. De nada sirve usar una pala que prevenga la epicondilitis si ya la has tenido y aún no se ha ido el dolor, así lo único que conseguirás es agravar la lesión.
Una vez que ya no hay dolor, es hora de volver a las pistas de pádel. ¿Con qué tipo de pala vuelvo a jugar a pádel?
De inicio, lo ideal es optar por una pala blanda, ya sea de goma FOAM o EVA Soft, de formato redondo para que tenga el balance bajo y que tenga un peso bajo para que nos sea lo más manejable posible. Con esta pala no nos obsesionemos con la potencia, lo que queremos es una pala que nos ayude a pasar bola sin que vuelvan las molestias. Poco a poco, si con el tiempo no hay molestias, ya buscaremos otra pala con la que ir evolucionando, pero hay que tener mucha paciencia.
Ahora volvamos a las posibles causas que pueden provocar la epicondilitis. Es importante identificar cuál ha sido la que te lo ha provocado. ¿Por qué? Puede que no haya sido la dureza de la pala con lo que, a la larga, podrás volver a jugar con una pala más dura. Puede que haya sido por una mala técnica, por lo que ahora es el momento de trabajar en ella, con una pala fácil de usar tratar de corregir tus errores y, así, no solo mejorarás tu juego, sino que evitarás posibles lesiones. Puede que haya sido por el grosor del puño, o puede que sea por no haber calentado.
Identifica las causas de la lesión para poder hacer un trabajo específico para prevenir recaer de tu epicondilitis y, si es porque no puedes jugar con una pala dura o demasiado cabezona, alternativas las hay. Así que no te obsesiones, ten paciencia y recupérate al 100%.
*Foto de World Padel Tour