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Seguro que has visto en más de una ocasión a Juan Martín Díaz tirando de recursos en la red para lograr un punto que parecía imposible. “Es Juan Martín, el Señor de los Reflejos y tiene clase para dar y regalar”, sí, no nos van a salir las cosas que hace él pero, a nuestro nivel, también podemos salvar bolas imposibles.

Concentrados y preparados para cualquier situación

Nos va a ser imposible reaccionar a cualquier imprevisto en un partido si no estamos completamente concentrados en lo que estamos haciendo.

Debemos tratar de anticiparnos al golpe del rival, así podremos posicionarnos correctamente para devolver la pelota y llevar la iniciativa en la jugada. Pero, de vez en cuando, hay imprevistos: la pelota toca la cinta y cambia de trayectoria, toca en la reja y el bote es impredecible, bota raro en la moqueta y te sorprende… nos rompe por completo y no tenemos prácticamente tiempo para reaccionar.

En una pista de pádel pueden pasar muchas cosas y debemos estar preparados para todo. Está claro que cuantos más reflejos tengas, más capacidad de reacción tendrás para salvar la situación, ya sea metiendo la pala instintivamente para golpear la pelota o, si hay cierto margen, corrigiendo la posición.

“Me muevo menos que los ojos de Espinete” “Tengo menos reflejos que un vampiro en un espejo”. Hay personas que tienen los reflejos innatos y otros que los tienen que trabajar. No dejan de ser situaciones que se pueden trabajar. Nadie te pide que aguantes corriendo por toda la pista el partido completo, pero sí a que te posiciones bien en cada situación y estés activo, dando pequeños saltos y estando con la pala siempre preparado y no de campo y playa, para cuando tengas que entrar en juego

Luego puede que no logremos salvarlas, pero hay que intentarlo. Todo pasa por estar activo durante todo el partido, no por quedarse quieto y reaccionar en el último momento. Siempre concentrados, activos y si nos sorprende una acción de estas, tratar de meter la pala de cualquier manera y no quedarnos quietos con cara de bobos para luego quejarnos de la suerte que ha tenido el rival.

No voy a decir “espérate lo inesperado, así nada te sorprenderá”. Creo que nadie está pensando en que el tiro del rival toque la red, pero es algo que puede pasar perfectamente. Así que debemos prestar mucha atención en cada jugada, de lo contrario, como decía, no nos dará tiempo a reaccionar.

En determinadas situaciones deberemos dejar la teoría a un lado y tirar de recursos, por muy poco ortodoxos que sean, porque al final todo consiste en pasar la pelotita al campo rival.

*Foto de World Padel Tour

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